Portada
Introducción
Cuentos
Carta a una señorita en París
Lo fantástico
Cortázar y lo fantástico
Medios para presentar lo fantástico
El espacio
Animales y autoterapía
Bibliografía consultada
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Lo fantástico
Aunque según Cortázar lo fantástico no se deja definir, trataremos
de dar una definición aproximativa de ello siguiendo la teoría
formulada por Flora Botton Burlá.
«El escritor fantástico, en ejercicio de su libertad suprema,
propone otros mundos, diferentes tipos de respuestas frente a
la realidad, y el lector, también en ejercicio de su libertad,
puede aceptarlos o rechazarlos, pero se ve forzado a tomarlos en
cuenta, siquiera por un momento. (...) La lectura de obras
fantásticas pide un espíritu abierto, dispuesto a aceptar la
posibilidad de diferentes alternativas, pero pide, sobre todo, una
voluntad de juego.»
Primero, tendremos que establecer una distinción entre lo
maravilloso, lo extraordinario y lo fantástico según el
hecho que el hecho insólito, inesperado o extraño alrededor el cual
se construye el cuento fantástico puede tener o no una
explicación.
Lo maravilloso. Cuando el hecho extraño no se puede explicar
según las leyes del mundo conocido por nosotros, del mundo real,
sino que obedece a otras leyes, a reglas que son las de otro sistema
diferente del nuestro, nos encontramos dentro del mundo de lo
maravilloso. El mundo maravilloso y el mundo real coexisten sin
conflictos. Los seres que los habitan obedecen a leyes totalmente
diferentes y tienen facultades y poderes de muy distintas
características.
Lo extraordinario. Cuando el fenómeno extraño se explica, al
final, por medio de las leyes del mundo conocido, estamos en
presencia de lo extraordinario (o extraño). Lo que ocurre en este
caso es que la manifestación insólita fue producto de una ilusión,
o de un truco, o una mentira; o bien, al final del relato, se le
da una explicación lógica (que muchas veces es más inverosímil de
lo que hubiera sido la mera aceptación del fenómeno como
sobrenatural). Esto significa que el fenómeno no era fantástico
sino que, por anormal, por extra-ordinario, lo parecía.
Estos dos géneros, maravilloso y extraordinario, limitan
estrechamente el campo de lo fantástico.
Lo fantástico. Cuando el fenómeno insólito no es explicable
mediante las leyes del mundo conocido, ni se nos da una
explicación que lo colocaría clara y definitivamente dentro de
un mundo otro, entonces nos encontramos en presencia de
lo fantástico.
El hecho fantástico se presenta definitivamente dentro de este
mundo conocido. Lo fantástico es la aparición, en el mundo bien
ordenado de la vida cotidiana, de lo imposible, de aquello que
obedece a las reglas de este mundo. Por lo tanto, esas reglas bien
establecidas son indispensables para la aparición de lo fantástico.
El cuento fantástico está precisamente basado en la realidad para
poder contrastarse mejor frente a ella.
«Frente al hecho anormal, tenemos dos opciones: o se trata de una
ilusión de los sentidos, de un producto de nuestra imaginación, y
entonces las leyes del mundo son las que conocemos, o bien el hecho
ha tenido lugar realmente, forma parte de la realidad, pero entonces
la realidad no es la que conocemos, está regida por leyes
desconocidas por nosotros.
Según que escojamos la primera o la segunda alternativas, nos
encontraremos en el mundo de lo extraordinario o en el mundo de
lo maravilloso. Sólo si la duda permanece, si el texto es lo
suficientemente ambiguo para no permitir esta elección, sólo
entonces estaremos plenamente en el reino de lo fantástico.»
«En el universo evocado por el texto, se produce un acontecimiento
–una acción– que está en relación con lo sobrenatural (o con lo
falso sobrenatural); éste provoca a su vez una reacción en el
lector implícito (y generalmente en el héroe de la historia): esta
reacción es la que calificamos como "vacilación"
[2], y los
textos que la hacen vivir son los que calificamos como
fantásticos.» Las emociones fuertes y claras son enemigas de lo
fantástico y la risa lo destruye. Lo insólito puede dar lugar a lo
cómico o a lo fantástico, pero no a las dos cosas a su vez.
Cortázar y lo fantástico
«Lo fantástico (...) está presente en nosotros mismos, en eso que
es nuestra psiquis y que ni la ciencia, ni la filosofía consiguen
explicar más que de una manera primaria y rudimentaria.» dijo
Cortázar en una conferencia. Lo fantástico es «el derecho al
juego, a la imaginación, a la fantasía, el derecho a la
magia». «En la literatura lo fantástico encuentra su vehículo y su
casa natural en el cuento y entonces, a mí personalmente no me
sorprende, que habiendo vivido siempre con la sensación de que entre
lo fantástico y lo real no había límites precisos [3], cuando empecé
a escribir cuentos ellos fueran de una manera casi natural, yo diría
casi fatal, cuentos fantásticos.»
Cortázar es capaz de descubrir situaciones inverosímiles en los
ambientes más cotidianos a veces abandonando al lector de la manera
más inesperada, en medio de una situación perpleja. Mario Vargas
Llosa define a él como «vidente, que detectaba lo insólito en lo
sólito, lo absurdo en lo lógico, la excepción en la regla y lo
prodigioso en lo banal.»
Influencias. En la obra fantástica de Cortázar hay
influencias indudables, el propio autor acepta que su inclinación a
lo fantástico proviene de Edgar Allan Poe –aunque él siempre estaba
atraído por lo fantástico [4]–, esta influencia es, quizá, lo más
aparente en Casa tomada [5], influencias a las que él «no tiene
ningún miedo». Y sí Cortázar es único; cómo lo indica Mario Vargas
Llosa en su prólogo de los Cuentos Completos de Cortázar: «Lo que
diferencia Cortázar de un James, de un Poe, de un Borges o de un
Kafka, no es la ambigüedad ni el intelectualismo, que en aquél son
propensiones tan frecuentes como en éstos, sino que en las
ficciones de Cortázar las más elaboradas y cultas historias nunca
se desencarnan y trasladan a lo abstracto, siguen plantadas en lo
cotidiano y lo concreto y tienen la vitalidad de un partido de
fútbol o una parrillada.»
[2] «La duda, la vacilación, está representada en el texto,
pero puede producirse ya sea en la mente de uno o varios personajes,
ya sea en la mente del lector. No es necesario que los personajes
duden; ellos pueden estar perfectamente seguros sobre los fenómenos
que se presentan, sobre su naturaleza o sus orígenes; incluso pueden
no preguntarse sobre ésos, sino aceptarlos como algo fatal o
irremediable. Basta con que la duda esté presente en la mente del
lector.» [Volver]
[3] «Desde niño, me coloqué en una actitud crítica. Es decir, las
fronteras entre lo que se llama real e irreal no me parecían tan
bien establecidas como lo pensaba mi madre, o lo pensaba mi
padre.» [Volver]
[4] «Antes de la adolescencia, yo me diferenciaba de los otros niños
en el hecho de que yo tenía una profunda aceptación de lo fantástico
y de lo sobrenatural, y ninguno de mis amigos la tenía. He contado
el desencanto que me producía cuando les prestaba un libro de temas
sobrenaturales y me lo devolvían diciendo, "esto es demasiado
fantástico". Y ellos leían cuentos de cowboys. Eso me
divorciaba, me separaba de ellos. El sentimiento de misterio que yo
tuve desde el comienzo de mi vida, no lo encontraba en
ellos.»
«Yo vi siempre el mundo de una manera distinta, sentí siempre,
que entre dos cosas que parecen perfectamente delimitadas y
separadas, hay intersticios por los cuales, para mí al menos,
pasaba, se colaba, un elemento, que no podía explicarse con leyes,
que no podía explicarse con lógica, que no podía explicarse con la
inteligencia razonante.» [Volver]
[5] «Hay novelas con elementos fantásticos, pero son siempre un tanto
subsidiarios, el cuento en cambio, como un fenómeno bastante
inexplicable, en todo caso para mí, le ofrece una casa a
lo fantástico; lo fantástico encuentra la posibilidad de instalarse
en un cuento y eso quedó demostrado para siempre en la obra de un
hombre que es el creador del cuento moderno y que se llamó Edgar
Allan Poe. A partir del día en que Poe escribió la serie genial de
su cuento fantástico, esa casa de lo fantástico, que es el cuento,
se multiplicó en las literaturas de todo el mundo...»
«Las huellas de escritores como Poe están innegablemente en los
niveles más profundos de mis cuentos, y creo que sin "Ligeia",
sin "La caída de la casa Usher", no hubiera esa
disposición hacia lo fantástico...» [Volver]
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